"«De todos los pueblos de la Galia, los belgas son los más valientes». Esta afirmación hecha por César desde las alturas de su omnipotencia ha dado la vuelta al mundo. En su momento, ante tan inmensa valentía, César pidió a uno de sus más leales servidores que descubriera el secreto de este orgulloso pueblo. El resultado de su investigación no fue ninguna poción mágica, sino sencillamente una extraordinaria bebida de alta fermentación: la cerveza de abadía.
El César ordenó inmediatamente que se elaborara dicha bebida para dar a sus ejércitos arrojo y valor. Para no despertar la atención de sus enemigos, el brebaje no se encargó a una abadía, sino a un monasterio desconocido.
Dominus era el nombre en clave de esta cerveza, que debía ayudar a los ejércitos de César a dominar la Galia. Esta cerveza monástica tuvo un efecto excepcional y muy pronto, en las calles de Roma, la expresión In Vino Veritas fue sustituida por In Cervisia Veritas.
Mucho más tarde, los monjes pertenecientes a la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, adscritos a la Abadía de la Grande Trappe, se hicieron cargo de la receta. Hoy en día, Dominus se sigue elaborando según la tradición que permitió a César ir, ver y derrotar a los ejércitos más formidables. Dominus Vobiscum -"